jueves, 22 de septiembre de 2011

EE.UU: Ejecutan a un afroamericano pese a las dudas sobre su culpabilidad


Troy Davis, un afroamericano condenado muerte, fue ejecutado ayer en la penitenciaría de Georgia (sureste), pese a las dudas que arrojó el proceso en su contra y tras el rechazo de la Corte Suprema de Estados Unidos a la petición hecha por la defensa para suspender la pena.


No soy responsable por el asesinato de MacPhail Mark. No tenía un arma. Soy inocente”, fueron las últimas palabras de Davis antes que fuera asesinado a las 23H08 locales.

Davis fue condenado por la muerte de un policía blanco en 1989 y su defensa agotó todas las posibilidades legales en ese estado, tras denunciar las dudas que dejó el proceso sobre su culpabilidad.

Los abogados decidieron acudir a la Corte Suprema del país, última instancia en la que se podía intentar la suspensión de la ejecución, pero luego de cuatro horas de deliberación, el alto tribunal rechazó la solicitud, sin emitir comentarios sobre su decisión.

La defensa pidió reconsiderar la sentencia de negarle clemencia, ampararse en un recurso de habeas corpus y suspender la ejecución a Davis, pero ninguna fue aceptada.

El caso de Troy Davis suscitó una movilización internacional inédita al revelarse que nueve testigos del asesinato que identificaron a Davis como el autor del disparo durante el proceso en 1991 se retractaron de sus dichos y dijeron haber sufrido presión policial.

Además el arma del crimen jamás fue encontrada ni tampoco huellas digitales o de ADN.

Este no es el primer caso relacionado a un hombre afro que supuestamente mata a un policia. El caso de Mumia Abu Jamal es identico.

Mumia Abu-Jamal es un periodista y preso político negro estadounidense, acusado falsamente del asesinato del policía Daniel Faulkner y sentenciado a muerte en 1982. Su caso ha generado campañas masivas por su liberación en Estados Unidos y el resto del mundo y las fraternidades policiacas estadounidenses han buscado activamente acelerar su ejecución.

Técnicamente, estuvo esperando ser ejecutado entre 1982 y diciembre de 2001, cuando el juez federal de distrito William Yohn revocó la pena de muerte de Jamal. Sin embargo, Yohn reafirmó los cargos contra Jamal, condenándolo a cadena perpetua. El 27 de marzo de 2008, un tribunal estadounidense ordenó revisar la condena a muerte. Se trata del preso político más antiguo del mundo.


Antes de su condena, Abu-Jamal era periodista en Filadelfia. Empezó su carrera a la edad de 14 años como responsable de información del Partido Pantera Negra de Filadelfia. Al empezar las rencillas internas dentro del movimiento, Mumia decidió abandonarlo. Tiempo después se convertiría en un simpatizante prominente del grupo naturista MOVE y presidente de la Asociación de Periodistas Negros de Filadelfia.

La familia de Daniel Faulkner y la Fraternal Order of Police (FOP) creen que Abu-Jamal mató a Faulkner mientras éste llevaba a cabo un arresto legal y justificado. En agosto de 1999, la reunión nacional de la FOP aprobó una resolución llamando al boicot económico contra todos los individuos y empresas que hubieran expresado simpatía por Abu-Jamal. En junio de 1999, Arnold Beverly (asesino a sueldo) confesó que él fue quien realizó los disparos por los cuales esta encarcelado Mumia Abu Jamal por contrato con la policía y la mafia. Los abogados de Jamal presentaron esta declaración de confesión para una revisión del juicio.

Según sus simpatizantes, por su notoria militancia como pantera negra y su apoyo posterior a la comuna radical MOVE, Abu-Jamal fue blanco del programa de contrainsurgencia COINTELPRO del FBI, cuyo propósito era acosar, desestabilizar y destruir grupos políticos como el Partido Pantera Negra de Autodefensa. Muchos otros panteras negras que fueron condenados por diversos crímenes, incluyendo asesinatos, han llegado a ser puestos en libertad al saberse que el FBI ocultó deliberadamente evidencias que los habrían exonerado, como en el caso de Geronimo Pratt. Algunos pasaron hasta treinta años en la cárcel antes de ser exculpados y liberados. Otros, como Fred Hampton, fueron asesinados en circunstancias sospechosas.

Por otro lado, en julio, la ejecución en Estados Unidos de Humberto Leal García, un ciudadano mexicano condenado a la pena de muerte en Texas (sur) generó también múltiples críticas dentro de la comunidad latinoamericana en ese país y en varias naciones.

El ex alto representante de Política Exterior de la Unión Europea, Javier Solana, rechazó que en un Estado dirigido por un Premio Nobel de la Paz se mantenga este tipo de sentencias.

La pena de muerte viola dos derechos humanos fundamentales: el derecho a la vida y el derecho a no ser sometido a penas crueles, inhumanas o degradantes, ambos reconocidos en la Declaración Universal de Derechos Humanos, y en otros instrumentos sobre la materia.



Fuente: Agencias de noticias/Radio Minka

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