Tres estudiantes chilenos radicalizaron la huelga de hambre que iniciaron hace 30 días.
Anunciaron que dejarán de ingerir líquidos ante la negativa del Gobierno del presidente de Chile, Sebastián Piñera, de crear vías para implementar una educación pública de calidad y sin lucro.
“La huelga de hambre seca progresiva la iniciamos ayer (lunes) en la mañana”, informó Gloria Negrete, presidenta del Centro de Alumnos del Liceo Técnico Profesional A 131, de la localidad de Buin, a 35 kilómetros al sur de Santiago (capital).
Al principio de la huelga “éramos ocho, pero por razones de salud, bronquitis, operaciones y otros aspectos, tuvieron que bajarse”, explicó Negrete.
Comentó que algunos estudiantes están organizando un bingo para recoger fondo y costear los medicamentos.
Matías Villegas, vocero de los estudiantes en ayuno, dijo que “se va a hacer responsable al Gobierno de cualquier cosa que les pase”.
Ocho alumnos de ese colegio fueron los primeros que hace un mes iniciaron una huelga de hambre para reforzar sus demandas de una educación pública gratuita y de calidad, a la que se sumaron posteriormente una treintena de estudiantes de otros centros educativos de la capital chilena.
Los jóvenes, revisados a diario por doctores, han perdido un promedio de 10 kilos y ya agotaron las reservas de hidratos de carbono y grasas para mantener las funciones de sus órganos vitales, como corazón, pulmón e hígado, según el parte médico.
La decisión de iniciar una huelga seca se conoció después de que secundarios y universitarios ratificaran un paro que se hará el próximo jueves en todo el país, con las mismas consignas que mantienen desde hace casi tres meses: gratuidad, cese de las políticas que amparan el lucro empresarial en los centros de estudio, fin de la municipalización educativa y el acceso a una enseñanza de probada calidad académica.
Para lograr una respuesta favorable a sus demandas, los estudiantes chilenos han ocupado escuelas y sedes universitarias. Igualmente, han realizado numerosas marchas pacíficas y convocado a “besatones” y “cacerolazos”.
Según un economista chileno, se necesitarán mil 800 millones de dólares para mejorar la educación chilena.
La presidenta de la Federación de Estudiantes de la Universidad de Chile, Camila Vallejo, aseguró ayer que la crisis en el sistema educacional chileno emana de la implantación del modelo de economía de mercado en el sector durante la dictadura de Augusto Pinochet (1973-1990).
El régimen de Pinochet no sólo atacó a las instituciones públicas, mediante la represión de los alumnos y académicos, sino que eliminó su financiación.
Vallejo agregó que la educación en su país debe dejar de ser un producto de mercado y retomar su carácter social, para reforzar la democracia y el acceso igualitario a los conocimientos.
La pasada semana, Sebastián Piñera aprobó unilateralmente la nueva ley de Calidad de la Educación al margen de las peticiones de los jóvenes.
Durante la promulgación de la Ley, el mandatario chileno afirmó a los estudiantes que “no todo puede ser gratis en la vida”.
Asimismo, había instado a los jóvenes de su país a instalar “un espacio de conversación en el Congreso, donde sea”, para discutir las demandas educativas.
Los estudiantes manifestaron estar dispuestos a dialogar, pero “siempre y cuando el Ejecutivo presente proyectos coincidentes con las propuestas” del movimiento estudiantil.
Los estudiantes han señalado que "es el Gobierno el que debe manifestarse y mientras eso no ocurra seguirán con sus manifestaciones”.
Para este jueves se está convocando al paro nacional. Los estudiantes se han mantenido en pie, incluso aquellos que se encuentran en huelga de hambre por una mejor educación que beneficie a todos por igual.
Fuente: Telesur
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