La organización de derechos humanos Fundalatin, fundada por el padre Juán Vives Suriá en 1978, se mostró consternada por la presunta violación a sus derechos por más de 65 días, y pide se le conceda el asilo, recordando además sus frágiles condiciones de salud.
El miercoles pasado, decenas de personas se hicieron presentes en la Plaza Bolívar de Caracas para realizar una celebración de cumpleaños bastante atípica: el agasajado no se encontraba entre ellos, para celebrar junto a familiares y amigos. Estaba a unos cuantos kilómetros de distancia, en la prisión de la División de Inteligencia Militar (DIM) en Boleíta Norte.
Se trata de Guillermo Enrique Torres, mejor conocido como Julián Conrado, compositor e intérprete de vallenato a quien también se le denomina “el Cantor de las FARC”, pero cuyas letras trascienden a esta organización y busca llevar contenidos bolivarianos y socialistas a los pueblos suramericanos.
“Cuando vayas a cantar, canta como un pajarito
Ese sí canta bonito, porque canta sin cobrar
Hermoso el mundo animal porque no hay pobre ni ricos
toditos son igualitos, ay, ¡si la gente fuera igual!”
Ese sí canta bonito, porque canta sin cobrar
Hermoso el mundo animal porque no hay pobre ni ricos
toditos son igualitos, ay, ¡si la gente fuera igual!”
dice Conrado en una de sus canciones.
En una ceremonia sencilla pero llena de sentimiento, miembros de la Coordinadora Que No Calle el Cantor, entre los que destacan Sandino Primera (hijo de Alí Primera), la Chiche Manaure, Centauro Saher, Alí Manaure, Kleyver Escobar, Tamanaco De La Torre y varios otros, acompañados de Eugenia Russián de FundaLatin, leyeron una breve biografía de Conrado, entonaron canciones de Alí Primera y le cantaron el cumpleaños feliz, deseando que pronto esté en libertad. Decenas de personas se llevaron CDs con sus canciones, y escribieron en una tela sus deseos para con el cantautor.
El cineasta Tamanaco de la Torre, militante del PSUV y vocero de la Coordinadora “Que no Calle el Cantor”, explicó que Conrado fue detenido el 31 de mayo en Venezuela a solicitud del gobierno colombiano, que exige su extradición por ser presuntamente miembro de las FARC-EP. “Desde entonces -explica De La Torre-, Conrado ha estado virtualmente desaparecido, incomunicado y sin ninguna defensa legal por 65 días”. Hasta el 5 de agosto el paradero de Conrado era un misterio; se sabía que fue detenido en Barinas, pero no se sabía adónde había sido trasladado, y sus familiares y abogados no habían podido comunicarse con él. Ese día, Conrado fue presentado por primera vez ante los tribunales, y se conoció su sitio de reclusión.
“Los tratados internacionales dicen que los combatientes en guerra son objeto de protección especial cuando buscan refugio en zonas de paz. Ese es el caso de Julián; él no ha escondido que sea un combatiente. Eso está previsto en las convenciones internacionales que tiene la República”, dijo el cineasta. Recordó que Conrado, nacido en Turbaco (municipio colombiano cercano a Cartagena), era en su juventud era un líder vecinal y sindical muy apreciado en la zona además por sus dotes musicales. Pero el asesinato de varios de sus compañeros lo confrontó con una realidad.
“La mamá de Julián le dijo que ‘aquí (en Colombia) es más fácil y más seguro irse para la guerrilla, que armar un sindicato’”, recordó De La Torre, quien indicó que en Colombia se practica con regularidad el sicariato contra sindicalistas; en los últimos meses han sido asesinados 60 líderes sindicales en Colombia, país que vio estas masacres convertirse en cotidianas desde 1928, cuando más de 32 mil personas fueron asesinadas por protestar contra las pésimas condiciones de trabajo en la United Fruit Company, en lo que luego se conoció como la Masacre de Las Bananeras.
Explica De La Torre que Conrado solicitó asilo a través de una carta firmada en la tapa de un libro de Bolívar, que les hizo llegar clandestinamente. Ello permitió que Fundalatin (Fundación Latinoamericana por los Derechos Humanos y el Desarrollo Social) y la Coordinadora Que no calle el Cantor “asumiéramos la defensa de Conrado por la comunicación que teníamos de su situación irregular, y fue introducida en ACNUR”, la comisión de refugiados de las Naciones Unidas. Esta organización “tiene que determinar su carácter de refugiado político; por tanto, no puede ser extraditado y tiene un conjunto de privilegios como perseguido político”.
Fuente: ABP
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